Sobre César Souto
Licenciado en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela y Máster de Documental Creativo de la Universidad Pompeu Fabra. Su primera película documental, Os días afogados (2015), codirigida con Luis Avilés Baquero, recibió el premio a la mejor película de la Competencia Latinoamericana del Festival Internacional de Documentales de Santiago de Chile, FIDOCS 2016, y a la mejor película de la Competencia Española en el Festival Internacional de Miradasdoc 2017, entre otros galardones. Interregno (2020), una correspondencia fílmica con el artista Fernando Gómez- Luna realizada durante el primer confinamiento pandémico, se estrenó en el 26º Festival Internacional de Cine Documental de Jihlava, en la República Checa. César Souto trabaja como periodista en la Televisión de Galicia, TVG, y es autor de tres poemarios publicados en gallego: Sucesos (2004), Campo aberto (2019) y A Herdade (2021). Sus poemas aparecen en el volumen colectivo A Different Eden / Un Edén diferente (2021), antología de ecopoesía de Irlanda y Galicia, publicada por la editorial Dedalus Press.
Nota de intenciones
“En una época marcada por el culto a la personalidad destacada y por la exposición permanente del yo, me interesaba tomar como punto de partida para la película la figura de un gran poeta que renunció a proyectarse públicamente como artista y en cuya vida personal no hay nada notable ni extravagante.
Wallace Stevens, quien pasó cuarenta años trabajando para la misma compañía de seguros, es un «híbrido inexplicable de dos facetas aparentemente irreconciliables de la experiencia americana: los negocios y la poesía», como señala Milton J. Bates en su libro Wallace Stevens. A Mythology of Self. Lo que me interesa no es la historia de su biografía, sino su sombra, su perfil difuso de ciudadano común, su vida proyectada en otras vidas, tanto pasadas —contemporáneas al poeta— como actuales. Buscaba un efecto de repetición y anacronismo a través de dos elementos fundamentales en la película: sus cartas, escritas entre 1900 y 1955, e imágenes de diferentes épocas de los mismos espacios que él habitó, un elegante suburbio residencial de Hartford, Connecticut, y los distritos financieros de Hartford y Nueva York.
El primer libro de Stevens, Harmonium, se publicó el mismo año en que Eastman Kodak sacó a la venta en EEUU la primera cámara de 16 mm, concebida para filmar películas domésticas. En contraste con la poética de la autoafirmación y la centralidad del yo inherentes a estas películas, que desde su origen —cuando solo una élite adinerada podía permitirse estas cámaras— muestran el mundo que les rodea como una posesión, A Foreign Song se basa en imágenes sustentadas en la extrañeza y el distanciamiento, tanto con respecto a la noción de identidad personal como con respecto al sistema económico y social —el “Modo de vida americano”— del que las home movies son expresión cultural destacada.
Mi objetivo es socavar la importancia de las narrativas biográficas y las dramaturgias fuertes: buscar en cambio la disolución y la fragmentación del yo y los instantes nada decisivos, los momentos de desplazamiento interminable de la multitud anónima en las grandes aglomeraciones urbanas.
Una influencia importante en la composición de las imágenes de A Foreign Song es la obra de los pintores del movimiento Precisionista —la versión del modernismo en EE.UU.—, como Charles Sheeler, Charles Demuth y Ralston Crawford, contemporáneos de Stevens, que en los años veinte centraron su atención en el nuevo paisaje urbano de los rascacielos y en su rotunda e inquietante exterioridad deshumanizada. Retratados así, estos paisajes característicos de las ciudades estadounidenses contrastan con la narrativa del yo que inauguraron, antes de la era actual del selfie, las películas domésticas.
La película pretende evocar ese Otro indeterminado que habla por nosotros, al que aluden repetidamente los poemas de Wallace Stevens. En sus cartas y en sus poemas se percibe una tensión entre el hombre de negocios conformista que acepta su destino y su forma de vivir y el poeta que aspira a nueva realidad y se pregunta por el sentido de la existencia.
La poesía nace de lo aparentemente banal, aparece donde no suele esperarse, en el ámbito de la reproducción sin fin del trabajo y el capital. En el presente de las cosas que suceden una tras otra, la poesía surge entonces para cuestionar el modo en el que el tiempo y el orden de las cosas suceden.”
César Souto